Comprendiendo los diferentes tipos de partículas finas: PM10, PM2.5 y PM1.

PM10, PM2.5 y PM1

El aire que respiramos, tanto en interiores como en exteriores, contiene numerosas partículas.

Estas partículas pueden clasificarse en diferentes categorías:

• PM10
• PM2.5
• PM1

Cada una de estas partículas finas tiene consecuencias perjudiciales para la salud. De hecho, un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) resalta las graves consecuencias de la contaminación del aire en la salud, especialmente en áreas urbanas.

Según la OMS, la mala calidad del aire provoca millones de muertes prematuras en todo el mundo cada año. Principalmente responsables son las enfermedades cardiovasculares, como accidentes cerebrovasculares (ACV) o ataques cardíacos.

En esta situación, ¿qué podemos hacer para protegernos de las partículas finas y preservar nuestra salud?

En primer lugar, es importante comprender qué son las partículas finas PM10, PM2.5 y PM1.

Fuentes de partículas finas.

Las partículas finas son una de las principales formas de contaminación del aire. Resultan de la combustión de combustibles fósiles, procesos industriales y actividades cotidianas.

Por ejemplo:

• Calefacción residencial,
• Cocina a gas,
• Conducir un automóvil, una motocicleta o volar,
• Etc.

Básicamente, cada vez que ocurre una combustión, se emiten partículas finas en el aire que respiramos.

PM10, PM2,5 y PM1: ¿cuáles son las diferencias?

Existen tres tipos de partículas finas:

• Partículas finas PM10 (0,01 mm),
• Partículas finas PM2.5 (0,0025 mm),
• Partículas finas PM1 (0,001 mm).

Las partículas PM1 son las más peligrosas. La inhalación de estas partículas puede tener efectos distintos según la sensibilidad individual y la salud de cada persona.

Partículas finas PM10

Estas son partículas con un diámetro inferior a 10 micrómetros, a menudo llamadas “partículas gruesas”. Provienen del tráfico rodado, el desgaste de las carreteras y se forman por combustión. Cuando respiramos, estas partículas se quedan en los pulmones y no llegan más lejos en el sistema respiratorio.

Partículas finas PM2,5

Estas son partículas con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros. Una gran parte de ellas resulta de actividades contaminantes (motores diésel, hollín, partículas resultantes de la transformación química de gases contaminantes en nitratos y sulfatos, residuos de combustión). Estas partículas pueden penetrar en los alvéolos pulmonares y, por lo tanto, llegar más lejos que las partículas PM10.

Partículas finas PM1

Las partículas con un diámetro inferior o igual a 1 micrómetro se llaman “partículas ultrafinas” o “nanopartículas”. Estas partículas representan el mayor riesgo para la salud, ya que pueden atravesar la barrera alvéolo-capilar, penetrar directamente en los pulmones a través de la circulación sanguínea y, por lo tanto, propagarse a los órganos, incluido el cerebro.

De hecho, cuando respiramos, el aire entra por la boca, la nariz o la tráquea. La tráquea conduce el aire a los bronquios. En los extremos de estos bronquios se encuentran los alvéolos, que transfieren el oxígeno a la sangre, que luego lo transporta por todo el cuerpo. Si el aire está contaminado, partículas dañinas se mezclan con el oxígeno inhalado, penetran profundamente en los bronquios y luego en el torrente sanguíneo. La inhalación de estas partículas aumenta la probabilidad de problemas de salud, incluido el riesgo de ataques cardíacos y ACV.